El pueblo peruano recuerda con profunda verguenza ajena "la patada de Alan García" ocurrida en julio del 2004. Cuando el Apra era oposición al gobierno de Toledo, Alan se presentó en una marcha de protesta organizada por los hoy satanizados como "rojos extremistas" de la CGTP, sin embargo utilizó la marcha de protesta para "mostrar su respaldo" al pueblo y seguir manteniendo su vigencia política.
En medio de la batahola de la marcha se le puso por delante un sujeto delgado y de exigua estatura, conocido posteriormente como Jesús Lora, lo cual enfureció a Alan, quien perdiendo los papeles le metió una tremenda patada, conocida en el futuro como "la patadita de Alan". La reacción visceral desnudó la verdadera careta de Alan, pues muchos calificaron esta agresión como "una patada al pueblo". Su actitud artera y cobarde le hizo perder puntos en su carrera como futuro candidato, por lo cual por cálculo político tuvo que pedir disculpas al agredido y a los peruanos.
Ante la corrupción en el Banco de Materiales (Banmat), en la cual se encuentran involucradas altos miembros de su partido, por cálculo político se vió obligado a decir: “Ahora habrá que aplicar la fórmula de las patadas bien puestas, y echar a todos éstos, porque no van a malograr, uno se rompe el lomo trabajando en el friaje, se rompe el lomo distribuyendo computadoras a 4,500 metros de altura para que unos imbéciles vengan a aprovecharse de eso, yo no lo voy a permitir y mi instrucción ha sido: a todos esos sáquenlos a las patadas”, expresó fuera de sus casillas.
El presidente, haciendo uso de la escopeta de dos cañones, sale amenazante fustigando a los corruptos, sin embargo parece que el presidente no mide con la misma vara los actos de corrupción descubiertas en su gobierno.
Entre los principales casos, nos recuerda La Primera, con lo sucedido con el jefe de procuradores, Gino Ríos Patio, quien utilizó abogados del Estado para su juicio de divorcio y un auto designado a su despacho para trasladar a una joven que labora en el Ministerio Público a una universidad donde realiza sus estudios de maestría. No fue echado a patadas.
Pero fue el militante del APRA Carlos Arana quien inauguró este rosario de denuncias, cuando fue contratado por el entonces ministro de Vivienda, Hernán Garrido-Lecca, primero como viceministro y luego como jefe del Programa Agua Para Todos. El Consejo Superior de Contrataciones y Adquisiciones del Estado (Consucode) demandó a Arana porque la empresa que representaba, Corporación Constructiva S.A., adulteró documentación para poder renovar la inscripción como ejecutor de obras, y continuar participando de licitaciones convocadas por el Estado. A él tampoco lo sacó García a patadas.
El propio Garrido-Lecca protagonizó un sonado caso cuando, como ministro de Vivienda, su despacho compró contenidos noticiosos en los medios de la mafia fujimontesinista pertenecientes a Moisés Wolfenson. Y no salió a patadas.
En el sector educación, más de 82 millones de soles del shock de inversiones fueron a parar en manos de empresas que sobrevaloraron costos y estafaron al Estado al no cumplir con las obras de construcción y mantenimiento de 1,123 colegios de todo el país. Una corrupción escandalosa que involucró a altos funcionarios apristas del Ministerio de Educación. ¡Se entregaron licitaciones a empresas fantasmas y peluquerías sin ninguna experiencia en construcción!
Se ha demostrado, hasta la saciedad, como el Ministerio de Educación entregó irresponsablemente (por decir lo menos) una licitación de 12 millones de soles a un consorcio Shungo inversiones, integrado por tres empresas, una de ellas era una casa de cambios y la otra una empresa fantasma.
Otro caso escádaloso fue con K Inza EIRL, la empresa de una modelito argentina, quien ganó otra licitación velocísima para mejorar la infraestructura de colegios estatales en Ica, Ayacucho, Cusco y Lima. La sospechosa K Inza EIRL se embolsilló 12 millones de soles del Ministerio de Educación, hizo un par de fintas y, sencillamente, se olvidó de los miles de niños que esperaban las mejoras en sus colegios. Las imágenes del baño inmundo en el que no se llegó a construir ni un silo y de los niños jugando encima de una loza deportiva que ya se rajó eran elocuentes e indignantes.
¿Y al ministro José Antonio Chang se le metió dos patadas en el trasero? Nada.
Chang como cuasi propietario de la Universidad San Martín de Porres, al quitárselas a los padres Dominicos, sigue manejando sus tentáculos mafiosos, comprando conciencias.
Como si fuera poca cosa, da trabajo o estudios a toda la familia de Alan García; por ejemplo, a su hija Josefina García Nores, quien es Bioquímica y "trabaja" en el laboratorio de Genética, pero no asiste a laborar, ¡o sea su prole comechada cobra sin merecerlo!, porque casi siempre está en París, paseándose. Y eso es lo que hizo cuando Alan García estuvo en la desgracia de la que nunca debió salir. Chang creó el Instituto de Gobernabilidad como dependencia de la USMP y entregó su Dirección, envidiablemente remunerada, a quien, cuando ya fue Presidente, le otorgó, a cambio de los favores recibidos, el Ministerio de Educación. Esa es la lucha contra la corrupción que viene librando el gobierno aprista.
Fuente: La voz de libertad.
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