
Un decreto supremo aprueba la medida de sólo contratar a profesores que durante sus estudios hayan pertenecido al tercio superior (más detalles). Esto ha generado polémica en estos días y era de esperarse dado que se trataba de un criterio que podría terminar echando a miles de profesores de sus centros de trabajo.
Para evaluar si el criterio usado es correcto, debemos determinar:
- Qué finalidad persigue,
- Luego si la medida consigue el fin, y finalmente
- Qué otras medidas pudieron utilizarse sin perjudicar a otros.
1) Finalidad: Lograr mejor educación para los escolares del Perú.
2) La medida no consigue el fin porque el pertenecer a un tercio superior no garantiza absolutamente nada, el desempeño profesional en la práctica resulta mucho más trascendental a efectos de evaluar a un buen profesor. La medida toma un criterio objetivo ciertamente pero insuficiente para lograr el fin.
3) Las medidas deben venir en conjunto, no existe un decreto supremo que mejore la educación en el Perú. Es seriamente decepcionante que el gobierno piense así, la medida debe estar inserta dentro de un paquete de normas que empujadas por decisiones políticas al más alto nivel impulsen una verdadera reforma educativa.
Concluimos que la medida es inútil totalmente insuficiente, y por si fuera poco afecta gravemente los derechos de miles de profesores que vienen laborando por años en diferentes centros educativos nacionales. O sea ni se logra mejorar la educación ni se logra salvaguardar el trabajo de los profesores, nada de nada.
Pero ¿a qué responde que el gobierno lance una propuesta inmensamente inútil? Esto es sólo parte de la constante que se ha vuelto el plan de gobierno aprista. Lanzar a la prensa soberanas estupideces que no tienen ni pies ni cabeza, para que ante los distraídas percepciones del pueblo se deje la imagen de que se está trabajando por la educación.
Sin embargo a algunos no nos pueden engañar con tan baratos argumentos. Conversando con un joven amigo aprista me contaba lo desilusionado que estaba con el gobierno que llevaba Alan García, me expresó en estas palabras su decepción: “Este era el momento para que se empiecen las reformas, y Alan no las está haciendo... las está dejando de lado, como si fueran nada, está perdiendo su oportunidad”. Efectivamente no hay reforma judicial, educativa, de salud, etc.
Se olvidó Alan de cambiar el país, antes era un izquierdista capaz de estatizar la banca, y ahora es un derechista extremo. Ha aprendido además el arte de la publicidad y a través de sus ministros su mitomanía alcanza niveles de difusión nacional. No nos dejemos engañar, Alan cambió para peor en una evaluación de presidentes seguro que no queda en el tercio superior.
Fuente: Reacciones/José Saldaña.
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