SALVAJE SALVATAJE EN PAÍSES CAPITALISTAS

El modelo civilizatorio capitalista posee, a decir del ecofilósofo español

Joaquín Araújo, una naturaleza vampírica, es decir, sobrevive de chupa

la vida (materias primas, trabajo, identidad, historia) del ser o los seres,

poblaciones o países de los que se alimenta, convirtiendo a éstos

a la vez en “no vivos”, en “muertos vivientes”.

Es impresionante el dinero que los países más poderosos están poniendo para salvar bancos, financieras y compañías de seguros. Cifras inimaginables están siendo ingresadas a fondos que de otro modo quebrarían de manera irremediable. 700.000 millones de dólares Estados Unidos, 10,000 millones de euros Holanda, cientos de miles de millones entre Inglaterra, Francia y Alemania. En fin, yo no sabia de la existencia de tantos ceros en las cuentas de los países.

Pero la gran pregunta es ¿De dónde salió todo este dinero? ¿Hasta hace un mes, no había tanta plata en el mundo? Debo imaginar que estas inmensas cantidades de recursos no existían porque, de haber estado allí siempre, como podríamos explicarnos el hambre, la desnutrición crónica, las muertes por enfermedades curables, el analfabetismo. No puedo creer que haya plata para salvar a un par de decenas de bancos, algunos cientos de funcionarios especuladores; pero que esa misma plata o mucho menos, no haya existido nunca para salvar a tantos niños a los que el hambre o alguna enfermedad mata antes que empiecen a caminar.

Porque si ese dinero siempre ha existido y los países ricos durante décadas han permitido que millones de seres humanos se mueran de hambre, entonces tengo que repetir como ya lo hiciera alguien antes: Paren el mundo, porque yo me bajo.

Las políticas de los gobiernos más afortunados deben tener un mínimo. Por ejemplo, se comprometieron 6.000 millones de dólares anuales para lograr la educación primaria universal. Sin embargo, la ayuda decrece velozmente. Como puede verse, para lo verdaderamente fundamental no hay plata. Pero para salvar a los que tienen plata en la bolsa de valores de Nueva York o de Londres hay cientos de miles de millones.

Por eso pedimos un cambio. El Perú no puede ser un convidado de piedra en el concierto de las naciones; nosotros también tenemos derechos. No estamos subordinados a nadie. No lo estamos al estereotipo con el que quieren estigmatizar a los nacionalistas de subordinados a Chávez; pero tampoco estamos de rodillas ante los Estados Unidos. Y es una vergüenza, que desgarra la moral, los 700.000 millones que inyecta en su economía pero se niega a levantar el subsidio a su agricultura con el riesgo de quebrar la nuestra. Y es una vergüenza que agrede la ética cuando salva sus bancos pero no esta dispuesto a levantar las patentes de las medicinas contra el VIH –SIDA. Y nuestro consejo de ministros es mas bien un coro de Iglesia que solo sabe decir Amen a todo lo que ordena Washington.

Fuente: La Primera / Isaac Mekler / Columnista

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