Mientras el gordo Alan se desgañitaba en la cumbre de APEC, dándole hurras al capitalismo y brindando por la derrota de la crisis mundial, el Citigroup agonizaba. La disociación entre discurso y realidad no podía ser más profunda. Alan hablando en un mandarín que los intérpretes no entendían, es quizá la metáfora más elocuente del evento. Pero no era el único. Todos hablaban en chino, incluido el magullado Bush que pedía a gritos menos proteccionismo y mas libre mercado, cuando los proteccionistas son los yanquis, y las economías mundiales se derrumban tras 30 años de fundamentalismo neoliberal.
Esa profunda fisura entre las palabras y los hechos, impregnó todo el evento. La cumbre que debió ser una fiesta neoliberal terminó siendo casi el velorio de una ideología. En Apec no habia nada que celebrar. Era patético ver a Bush ya de salida, hilvanar un discurso que se caía a pedazos como Wall Street. Un tufillo despótico oriental vinculaba al sultán de Brunei, al presidente chino, a Alan y a los miembros de la Confiep. Frente a la carencia de propuestas el disparate puro animó el bunker del pentagonito: cien mil millones de dólares de inversión directa, la crisis mundial está en los cerebros de los pesimistas, la voluntad empresarial lo mueve todo. El mundo se está cayendo y este exclusivo cénaculo de empresarios baila con anteojeras en su propio funeral y con Alan a la cabeza.
¿Resultados? Ninguno a la vista. Las economías de la APEC repitieron de paporreta las conclusiones del G-20, y prometieron inversiones imposibles, un libre comercio inexistente, préstamos sin futuro y cooperaciones de papel. Toda una farsa para ocultar los fríos dígitos de la realidad
Definitivamente APEC, copada por una jauría de empresarios neoliberales de la cuenca del Pacífico, ha perdido el rumbo, y aferrados a sus viejos dogmas creen que pueden seguir engañándonos con las mismas recetas que nos condujeron a la hecatombe económica. Anacrónicas proclamas vacías de contenido, ideas huecas, lugares comunes, la misma jerigonza insulsa y perversa de los ricos de la tierra, asumida como propia por politicos y empresarios sin imaginación y sin escrúpulos. Y en medio de toda esta opulencia y dispendio de portaviones y limusinas dobles, de hoteles y barreras que hacían de Lima una ciudad sitiada por los poderosos, una inesperada yuca. Un TLC con china entre gallos y medianoche, discutido por cuatro pendejos entre cuatro paredes, para enriquecerse a costa de los treinta millones de peruanos. Guaneros de mierda...
Nota.- Reconocimiento especial merecen los empresarios de Gamarra que le pararon el macho a la ministra Conterno y expulsaron del Parque Cánepa a ese mamarracho de gente llamado Jack Ma, cuyo único valor es haberse forrado los bolsillos vendiendo por internet. Qué nivel. ¿No tenemos otros valores, acaso?.
Fuente: Por Rodrigo Carvallo.
Fuente: Por Rodrigo Carvallo.
________________________________________________
____________________________
______________
____________________________
______________
No hay comentarios:
Publicar un comentario