Arguedas se muestra como intérprete de este mundo, y es a partir de esta base, que proyecta una propuesta de carácter cultural involucrando aspectos económicos, sociales, políticos y religiosos. Su propuesta constituye un modelo alternativo al de la cultura occidental; se asienta en valores innatos al mundo andino, la comunión con la naturaleza, el amor al trabajo, la solidaridad y la justicia.
Al recordar a José María Arguedas Altamirano se reflexiona acerca de la novela regionalista y de la importancia del indigenismo en el Perú y en los países andinos. En los cuales la mayor parte de la población es indígena; es el indio el que encarna el tema rural, sin embargo es claro que la novela indigenista deriva de la regionalista.
La novela del indio tiene antecedentes en el siglo XIX, Clorinda Matto de Turner había presentado ya los sufrimientos de éste en Aves sin Nido (1889). En el siglo XX la primera obra de nota de esta corriente es Raza de Bronce (1919) del boliviano Alcides Arguedas. Luego se presenta Huasipungo (1934) del ecuatoriano Jorge Icaza, que fue famosa por la violencia con que se presenta la trágica condición de los indios. Pero la visión de todos ellos es un mundo nacido de su propia cultura que no conoce ese mundo íntimo. El indio es visto desde afuera, con los ojos de un turista.
En el Perú ocurre algo similar. Los ecritores indigenistas como Ventura García Calderón, Enrique López Albújar y aún Ciro Alegría sólo crean personajes estereotipos. Mario Vargas Llosa afirma que "Los escritores peruanos descubrieron al indio cuatro siglos después que los conquistadores españoles,….-poemas y relatos se poblaron de llamas, vicuñas, huanacos, ponchos, indios, huaynos, chicha y maíz…Todos ellos pertenecen a la burguesía de la costa y en el Perú las clases sociales están separadas desde la colonia por un sistema de compartimientos estancos: un limeño de clase media puede pasarse la vida sin ver a un indio."
En comparación, el único indigenista auténtico y genuino es José María Arguedas, quien explica las motivaciones de su obra:
"Yo comencé a escribir cuando leí las primeras narraciones sobre los indios, los decribían de una forma tan falsa escritores a quienes yo respeto, de quienes he recibido lecciones como López Albújar, como Ventura García Calderón. López Albújar conocía a los indios desde su despacho de juez en asuntos penales y el señor Ventura García Calderón no se cómo había oído hablar de ellos…En estos relatos está tan desfigurado el indio y tan meloso o tonto el paisaje, o tan extraño, que dije: "No, yo lo tengo que escribir tal cual es, porque yo lo he gozado, yo lo he sufrido". Y escribí esos primeros relatos que se publicaron en el pequeño libro que se llama Agua…Sentí una gran indignación y una aguda necesidad de revelar la verdadera realidad humana del indio, totalmente diferente de la presentada por la literatura imperante."
Lo que diferencia a Arguedas de los demás indigenistas es que ve al indio desde adentro. Nacido en la sierra, en un pueblo del Perú Profundo, aunque físicamente pertenece al mundo de los blancos sus experiencias personales le hacen sentirse parte del mundo indio que le otorga el amor y la ternura que su propio mundo le niega. Su padre enviuda cuando él tiene sólo dos años, y su madrasta que lo rechaza y desprecia lo obliga a dormir en la cocina con los indios, que lo protegen y lo tratan como a uno de ellos.
"Así viví muchos años…Los indios y especialmente las indias vieron en mi exactamente como si fuera uno de ellos, con la diferencia de que por ser blanco acaso necesitaba más consuelo que ellos…y me lo dieron a manos llenas. Pero algo de triste y de poderoso al mismo tiempo debe tener el consuelo que los que sufren dan a los que sufren más, y quedaron en mi naturaleza dos cosas muy sólidamente desde que aprendí a hablar: la ternura y el amor sin límites de los indios, el amor que se tienen entre ellos mismos y que le tienen, a la naturaleza, a las montañas, a los ríos, a las aves; y el odio que tenían a quienes, casi inconscientemente, y como una especie de mandato supremo, les hacían padecer. Mi niñez pasó quemada entre el fuego y el amor."
En la obra de Arguedas hay dos mundos irreconciliables; aquél de los blancos -sinchis- y el de los indios con cuyos valores y formas de vida se identifica. Este mundo es el tema central de toda su obra.
Arguedas vivió sus años de niñez en el mundo indígena. Su lenguaje primario fue el quechua, el idioma de los Inkas. Recién a los once años aprendió hablar el castellano en la escuela de Abancay, de lo cual nos refiere en su novela "Los ríos profundos". Es por esta razón que su obra importante y excelentemente lograda es la que recrea al mundo indio: Agua (1935), Yahuar Fiesta (1941), Los Ríos Profundos (1958), Todas las Sangres (1964), y El zorro de arriba y el zorro de abajo (1969), su obra póstuma refleja su pesimismo a cerca del futuro de la manera de vivir de los indios frente a las fuerzas de la tecnología moderna y del capitalismo.
Arguedas siendo catedrático de la Universidad Agraria, se suicida de un tiro a la sien el 5 de diciembre de 1969. Su muerte prematura es quizás causada por su incapacidad de integrar estos dos mundos irreconciliables y a no llegar a ser parte integral de ninguno de ellos, privando trágicamente a sus lectores de nuevas obras sobre un mundo que hasta la actualidad sólo él ha sabido recrear con su reconocida sensibilidad y maestría.
Yawar Fiesta (Fiesta de Sangre)
En esta su primera novela, Arguedas expone la psicología indígena. A la preocupación social se añade el análisis del espíritu del campesino, agravado por la violencia de la fiesta taurina, amestizada en algunos pueblos serranos con acentos dramáticos.
La fiesta taurina en Puquio, ciudad andina, es el lugar donde se dessarrolla el tema. Hay contradicción de opiniones cuando las autoridades del pueblo ordenan que la fiesta se realice según las costumbres hispanas y no a la manera indígena, En esta última el hombre se enfrenta a la fiera sin ninguna protección y la fiesta deja de ser fiesta para convertirse en una espectacular carnicería, pero teniendo la oportunidad de demostrar su pericia, arrojo y valentía.
Arguedas manifestó que así describió el poder del pueblo indígena; como en el épico esfuerzo colectivo de los comuneros de Puquio que construyen una carretera hasta Nazca en sólo quince días. El verdadero personaje de la novela es la masa indígena que destruye el mito del Misitu, representado por el toro. Cuando el pueblo indígena quiere mostrar su valor ante la gente que lo desprecia (los señores o sinchis), incluso matan al Dios Misitu, y aún más están dispuestos a matar a sus dioses para demostrar que son gente que tiene valor. Por momentos la acción es confusa, Arguedas mantiene con mano firme el clima de violencia, que es la atmósfera real de la competencia indígena.
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