La permanente campaña
psicosocial de los gobiernos del mega ladrón Alan García y del gobierno actual
de vincular a las organizaciones de bases del Sutep, tanto de provincias como
de Lima, con el Movadef es buscar el rechazo de los peruanos contra el gremio
magisterial, pero lo que en el fondo buscan es acallar las voces de protestas
contra la profundización de las Reformas neoliberales en el sector educación y
descalificar las medidas de lucha contra la Ley de Reforma Magisterial 29944,
por supuesto con el afán de intimidar a los maestros y justificar la represión
y persecución de sus dirigentes.
Esta incursión
representa un peligro para el estado de derecho en el país, pues, como lo
señala Raúl Wiener “…no hay poder político
más peligroso que el que puede violar sus propias reglas para enfrentar un
supuesto “mal mayor”, y el que determina a quién se aplica ese criterio”.
Para Wiener esta redada representa una necesidad de Ollanta Humala por tener un “éxito ficticio” ante su caída libre en las encuestas y, además se debe precisar la terca pretensión del gobierno de imponer leyes neoliberales (Reformas), contrarias a la preservación de los derechos laborales y sociales, dictadas por organismos financieros internacionales y por organismos dependientes directamente del gobierno de los EE.UU, como el USAID, que fueron expulsados de varios países de Latinoamérica por ejercer intromisión en los asuntos internos de los estados soberanos, incluso financiando revueltas violentas y golpes de estado.
Por otra parte
enorgullecerse de las felicitaciones del gobierno de un imperio, como los
EE.UU, experto en la practica del
saqueo, el espionaje, el terrorismo, las masacres y las invasiones armadas
contra las naciones más débiles, resulta no sólo cínico sino revelador del
rumbo que ha tomado el gobernante que estafó y traicionó, fingiendo ser
nacionalista, a los peruanos que votaron por una alternativa política y
económica contra la DICTADURA NEOLIBERAL.
A propósito que estamos
en Semana Santa, nos recuerda la escena cuando los sumos Sacerdotes llevan a
Cristo ante Pilatos y lo acusan por blasfemo y llamarse Rey de los Judíos,
incluso lo denuncian por decir que iba a destruir la Iglesia para volver a edificarla
en tres días, sin embargo Pilatos al escuchar tales acusaciones dijo “No
encuentro delito alguno en este hombre” y se lavó las manos, luego, dicho esto
lo envió a Herodes que, a pedido de la muchedumbre, soltó a Barrabás y mandó a
crucificar al Señor; en tal sentido se puede pedir y pensar muchas cosas pero si no se consuma lo pensado en un acto reñido contra la Ley no hay delito. Además, en la Constitución Política del Perú existe la libertad de pensamiento
y de expresión, mientras no se consuma actos penados no hay infracción a la Ley; por lo tanto nadie en un estado democrático puede ser privado de
su libertad sólo por pensar y expresar lo que piensa.
Sin embargo cuando se
trata de combatir la corrupción se toca con guantes blancos al mafioso
emblemático Alan García y al corrupto y asesino Alberto Fujimori, en ambos
casos la justicia, pese a las evidencias y declaraciones de testigos y pruebas
objetivas, se pasan buscando una factura de la corrupción firmada por el
corruptor o una orden para matar rivales políticos firmada por el asesino. En
efecto, lo que se busca es demorar la acción de la justicia para que, en todo
caso, se sancione tardíamente con una sentencia simbólica o esperar que el
delito prescriba.
Por Herald /Sute Sector 17.
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