A Toledo le gustan las mujeres; a Velásquez Quesquén, en cambio, le atraen los travestis
A pesar de lo que pueda pensar el respetable público, las ilustraciones que presentamos hoy no pertenecen a un histórico huaco-retrato norteño peruano, aunque el rostro maltratado del beodo pareciera indicar que estamos en presencia de un ejemplar de esa notable expresión del arte costeño pre-colombino.
En los cromos a todo color que ilustran el pujante blog que usted visita, podemos apreciar a un enigmático politicastro peruano observando cobardemente –es decir, de reojo– las infladas glándulas mamarias de un exigente travestista y bailarín brasileño. Estamos en capacidad de afirmar que el mostrenco que aparece ingiriendo un poderoso copetín, sufriendo sus efectos, y luego luciendo contrito en vigilante pose patriótica, es el pintoresco parlamentario alanista don Ángel Javier Velásquez Quesquén, un rastrero seguidor del "Siete Suelas" García Pérez.
El referido Ángel, pobre diablo de profesión, ocupó hasta hace poco, por una burla del destino, el pestilente cargo de Presidente de la Comisión de Fiscalización del Congreso de la República del Perú, posición desde la cual promovió y encubrió la imbecilización política y la corrupción en el país.
Las placas digitales del desdichado Quesquén fueron obtenidas por uno de sus cómplices parlamentarios durante una juerga de congresistas peruanos en la ciudad de Sao Paulo, Brasil, la madrugada del 9 de diciembre de 2006.
El lector debe saber que el borrachín, congresista y fiscalizador Quesquén salió del país esgrimiendo la coartada que viajaba al Brasil "para participar en la XXII Asamblea Ordinaria del Parlamento Latinoamericano". Es una verdadera lástima que Velásquez sólo viajara a una reunión ordinaria de esa institución fantasmagórica llamada Parlatino. ¿Se imagina usted que distinta hubiera sido la carne y el licor si Ángel hubiera asistido a una asamblea extraordinaria?
La diversión y la borrachera de Velásquez Quesquén fueron pagadas por el pueblo peruano, a través de los 600 dólares que levantó en viáticos la referida alhajita alanista. Por supuesto, en la contabilidad no incluimos los honorarios ni el pasaje de avión del infortunado fiscalizador.
Este mismo Velásquez Quesquén, admirador de travestistas como puede apreciarse en las fotos, es el que hoy, indignado, acusa a su colega alcohólico Toledo de intentar violar a una distinguida matrona limeña. Desafortunadamente para Toledo, Velásquez Quesquén luego de emborracharse se queda dormido. Decimos desafortunadamente porqué ¿se imaginan ustedes con qué fotos podría replicar Toledo al huaco-retrato parlamentario si éste no terminara la juerga en la situación que ilustramos en el cromo superior? Al menos a Toledo parecen no gustarle los travestistas.
Fuente: César Vásquez.
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