Apristas modifican leyes para favorcer a Fujimori. Ley con nombre propio dizque acelerará los procesos judiciales

Desde que el ex mandatario Alberto Fujimori, pisó suelo peruano en calidad de extraditado, se supuso que ocurriría ineludiblemente un reordenamiento tanto entre las fuerzas congresales como entre las fuerzas políticas varias que ocupan espacios en el país. Por otro lado, se supuso también que habría un cambio en el discurso de algunas fuerzas políticas que tendrían, necesariamente, que tomar posición frente a este nuevo elemento (la presencia de Fujimori en el Perú) y, desde luego, los oídos y ojos expectantes se encontraron sobre el APRA.
¿Ahora qué pasa?Al parecer el partido de gobierno, o en todo caso el líder indiscutible del mismo, ha decidido gobernar de cara a las presiones de ciertos grupos y darle la espalda a todos los que no se encuentren dentro de estas categorías. En ese sentido, al margen de su impertinencia al no recordar que gobierna para los peruanos y no para algunos, lo que resulta preocupante es que uno de esos grupos, al menos, no resulta ser positivo en lo absoluto.
Luego de los comentados artículos de la saga (que podría amenazar con convertirse en trilogía si resulta preciso ocultar algún otro escándalo como FORSUR, la ley Fuji, etc.) publicados en El Comercio, los nuevos vientos palaciegos han quedado en evidencia. Es preciso reconocer que, hay ciertos aspectos interesantes, en los textos, que pueden resultar positivos ya que, en un contexto globalizado como el nuestro, es imposible cerrarse a la inversión privada y extranjera; sin embargo, la mención a medidas alternas que deben darse de manera simultánea es nula.
Dicha nulidad podría obedecer, lo cual es terrible, a la improvisación del mandatario, improvisación que conocemos ya que no sería la primera vez que decide alertar sobre medidas sin la debida meditación y sin el conocimiento de sus ministros.
Sin embargo, digamos que no nos detenemos en este asunto. Digamos que nos vendamos nuevamente los ojos (en un post anterior pedí que lo hiciéramos con fines didácticos) y pasamos por alto el “olvido” del tema educativo, reformas en el sector judicial, reforma en el sector Interior, cambios ministeriales y sobre todo, cambio en las políticas gubernamentales clave, etc. Pasando por alto todo ello y dejando de lado estos artículos (sobre los cuales hemos mencionado algo previamente) pasemos a otro aspecto: el grupo de presión fujimorista.
Puede ser por conveniencia, complicidad o sincera cercanía; el punto es que el mandatario parece haber optado por obedecer a los intereses del grupo fujimorista que, desde hace buen tiempo, ha evidenciado tener un único interés: salvar el cuello de su líder.
Ahora bien, me queda claro que esta cercanía no es nueva, ni se inicia con la llegada de Alberto Fujimori, sino mucho antes, desde que en la campaña electoral Alan García presentó una plancha presidencial que incluyera como primer vicepresidente a Luis Giampietri. Sin embargo, lo vergonzoso es la explicitación que, de pronto, ya no le preocupa al mismísimo Presidente García quien, sin asco, ha decidido impulsar una ley que “acelere los procesos judiciales orales” justo ahora que estamos ad portas del juicio de Alberto Fujimori. Con dicha ley, el ex mandatario podría optar por no enfrentar personalmente a quien fuera su asesor Vladimiro Montesinos.
No quiero ser pesimista, pero algo me dice que si dicha ley se aprueba, Alberto Fujimori apelará a ella para no tener que enfrentar a quien fuera su pataza durante la década de los 90.Viéndolo de manera objetiva, con ojo de ciudadana antes que de cualquier otra cosa, me queda claro que el asunto está patas arriba. Es cierto que dicha ley podría contribuir a acelerar juicios que resultan larguísimos y cuyas sentencias tardan hasta más de 5 años en ser promulgadas; sin embargo, vale la pena echar un ojo al contexto; le he echado los dos ojos y sigo sosteniendo que para que las medidas sean realmente buenas, es preciso promulgarlas en el momento oportuno.
Algunos podrían decir: bueno, ya está. Si la ley se promulga muchos peruanos se verán beneficiados y qué importa que el Chino no se enfrente cara a cara con el Doc. si de todos modos será juzgado.
A ellos les diría que, es importante que ambos se enfrenten. No se trata de un afán por el show o el escándalo ni únicamente, como bien han mencionado algunos analistas, de hacerle más fácil a los jueces determinar quién miente y quién dice la verdad de acuerdo a las reacciones. Se trata, en realidad, de un enfrentamiento que sirve para curar una serie de heridas que los peruanos seguimos reclamando que cicatricen.
Ver a Alberto Fujimori enfrentándose cara a cara a Vladimiro Montesinos, cierra de algún modo un período de corrupción incuantificable durante nuestro período republicano. Contribuye así, además, a fortalecer la percepción ciudadana que se tiene de la justicia en nuestro país ya que se trataría de un mensaje claro respecto a la posibilidad de alcanzarla siempre que, se luche por ella.
En ese sentido, el Presidente García debería evaluar mejor a quiénes escucha ya que, obedecer mucho a la presión grupal de los señores naranjas solo contribuirá a seguir desprestigiando tanto su imagen como la de otros poderes del estado que él representa en este momento.
Leí hoy que, curiosamente (sí, estoy siendo irónica), los fujimoristas se encuentran enojados con las sentencias a los ex ministros que avalaron el golpe del 5 de abril de 1992. Este enojo solo los sigue pintando de cuerpo entero como una bancada que se califica de democrática y por otro lado defiende a un líder corrupto y dictador y a la eliminación del sistema democrático. ¿De qué democracia pueden hablar cuando avalan un golpe de estado? A ver si Eguren y Yamashiro toman en cuenta estas actitudes antes de mencionar que en el fujimorismo todavía existe un brazo democrático.
Es preciso esperar la reacción del Presidente. No vaya a ser que se le ocurra otorgar otra entrevista a uno de sus diarios favoritos (La Razón) y diga que “como abogado” se encuentra en contra de la sentencia emitida el día de ayer. Con ello no solo beneficiaría a los fujimoristas, sino que además, terminaría por confirmar nuestras sospechas: el Presidente no gobierna solo. García obedece a la estrategia del colegial quien a fuerza de pertenecer al grupo de los populares de la escuela, es capaz de cambiar de hábitos, amigos e incluso volverse vegetariano. Dime con quién andas...
¿Y los apristas? ¿Seguirán obedeciendo la “disciplina partidaria” o decidirán contradecir al líder si resulta necesario? Tal vez ya es hora.
Fuente: Blog Menoscanas.
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