Profesor@s : Estos son los verdaderos magos

Soy profesor y me toca en lo profundo este poema elaborado por la oficina de Unicef en Mozambique que leo en el blog La Otra Agenda, con motivo del mailto:Maestr@s.

Es importante que la sociedad reconozca que, a pesar de las dificultades, profesoras y profesores, abren puertas del conocimiento y la convivencia social, tocando el espíritu de niñ@s y jóvenes.

Ya hemos comentado en este blog (también ver aquí , acá y allá ) que las exigencias hoy día son muchas. A pesar de ellas, como lo demuestran encuestas de percepción realizadas a jóvenes de nuestro país, respecto de la confianza en instituciones específicas, después de la familia, sus profesor@s son las personas que les generan mayor confianza social, muy por encima de jueces, medios de comunicación y políticos.

Por eso, la reponsabilidad social que tenemos como maestr@s es muy alta, no podemos darnos el lujo de hacer mal la tarea, los únicos perjudicados son nuestros estudiantes. Y también podemos dar espacio a rescatar el sentido de sabiduría y trabajo con la consciencia de la antigua magia, cuyo campo era el mundo interior de las personas, esa magia que curaba los miedos y sanaba el corazón.

Éstos son los verdaderos magos

Sólo puede considerarse magia que un ser humano

con poca o ninguna preparación,

con escaso apoyo u orientación profesional,

que vive en una cabaña de paja, mal ventilada y escasamente iluminada,

sin tiendas cerca, y con el agua a muchos kilómetros de distancia,

a cinco o diez kilómetros de la escuela,

que tiene que recorrer a pie dos veces al día (de mañana y tarde)

que gana un salario que sólo da para comprar alimentos para una semana,

a menudo pagado con retraso

y que no llega siquiera para comprar vestidos o muebles…

…consiga hacer que un niño o una niña…

que ha caminado de 5 a 10 kilómetros para llegar a la escuela,

después de haber pasado la noche durmiendo sobre una estera raída,

dentro de una cabaña llena de grietas por donde entra ruidoso el frío,

sin haber comido mucho,

y después de haber tenido que hacer varias faenas del hogar…

…aprenda a leer, escribir y contar…

a la sombra de un árbol,

sentado en el suelo,

en grupos de 70 niños,

sin tiza o medios didácticos,

sin libros ni cuadernos,

sin bolígrafos ni lápices.

Será magia, para los esotéricos; un milagro, para los religiosos. Heroísmo, para el pueblo y para todo niño

que, partiendo de esa nada, adquiera conocimientos y desarrolle habilidades.

Éstos son los héroes anónimos de cada nación.

No son héroes de guerra.

Sus únicas armas son un tremendo amor por los niños y una voluntad de contribuir para que el mundo sea mejor.

Son los héroes de la paz.

Fuente: Blog de Jaime Valdéz.

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