Algunos días atrás, se difundió cierta información que ha causado bastante revuelo en la blogósfera y algunos otros medios de comunicación: el Ministro de Educación no habría pertenecido al Tercio Superior de su primera casa de estudios (PUCP). Sin embargo, la discusión ha empezado a cambiar de eje puesto que las notas del entonces alumno José Chang, empezaron a circular por Internet. ¿Información privada o pública?
En cuanto el blog “Desde el tercer piso” difundió la noticia, en este espacio comentamos algunos puntos que consideré (y aún considero) importantes. La crítica se centró, sin embargo, en el hecho de la pertinencia de dicha información en un contexto como el que atravesábamos (polémica respecto al DS-004). Ahora que la discusión ha variado, resulta también pertinente mencionar algunas impresiones que esta me causa.
El rumor de que Chang habría estudiado algunos años en la PUCP y no habría sido precisamente un alumno ejemplar no era algo muy nuevo. Desde el momento en que se inició la polémica respecto al Decreto Supremo dicha suposición empezó a difundirse. Ahora bien, la explicitación que Godoy hizo en su post la puso, digamos, en primera plana. ¿Cuál fue el error?
Como mencioné líneas arriba, la crítica podía girar en torno a la poca pertinencia debido a la coyuntura; sin embargo, luego de que las notas del Ministro fueran publicadas en Internet se ha mencionado que lo que Godoy habría hecho es violar la privacidad de una persona, en este caso José Antonio Chang. Aquí, un par de precisiones.
He podido conversar con el autor de “Desde el tercer piso” y la cosa me queda bastante clara. En vista del rumor que circulaba, acudió a una persona que pudiera darle dicha información (la pertenencia del Ministro al Tercio Superior de la PUCP); sin embargo, la fuente no solo le consiguió esa información (la estrictamente pedida), sino además las notas del entonces alumno Chang.
No es la primera vez (y seguro no será la última) en que una persona que accede a cierta información que no pidió, deba decidir si publicarla o no. Dicha decisión la tomó el amigo Godoy quien decidió no publicar las notas puesto que las consideraba, justamente, información privada.
Ahora bien, ello indica que Godoy (como muchos otros bloggeros) no consideró ético publicar algo que a pesar del revuelo que causaría, no debía difundir.
Lo que es claro aquí, es que el problema de fondo es el de filtración de notas en este caso. No estaría de acuerdo con decir “Filtración de notas en la PUCP” pues dicho encabezado estaría generalizando el hecho como una práctica constante que esta casa de estudios no practica. Lo cierto es que ha ocurrido un caso y ello es, a mi modo de ver, enteramente sancionable.
En el blog “El Gran Combo Club” (GCC) se han escrito dos posts al respecto (aquí y aquí). Ambos han devenido en un debate intenso entre quienes sostienen que debido a la situación delicada por la que atraviesa la PUCP (caso judicial) no resulta pertinente revelar asuntos que la comprometan y, entre quienes consideran que José Alejandro Godoy debe ser sancionado puesto que cometió un delito.
A ver, a ver.
Por un lado es preciso reconocer que si bien la universidad atraviesa un momento delicado, ello no es excusa para pasar por alto cuestiones que deben sancionarse y ameritan acciones inmediatas. El “GCC” tiene razón cuando afirma que el error no es denunciar el error, sino cometerlo. ¿No perjudicaría más, ante los jueces que ven el caso, que un acto como el ocurrido quede impune? En dicho sentido, el comunicado que la PUCP ha hecho público y en le cual indica que iniciará las acciones legales correspondientes frente a quienes filtraron la información, resulta muy oportuno.
Por otro lado, resulta preciso ser más objetivos respecto a todo este asunto.
Es verdad que cada persona tiene derecho a comulgar con las ideas que considera mejores y tomar distancia o acercarse a distintas prácticas. He ahí la libertad de elección que en este espacio defendemos. Pero así como ello es un derecho, también lo es “el que se respete la privacidad de otros”. Utilizaré una frase muy cliché, pero válida en este caso “la libertad de uno termina donde empiezan los derechos de los demás”.
Hay en realidad dos grandes errores cometidos respecto a este caso: la filtración de información privada y la divulgación de la misma. Aquí las cosas claras. La información privada es información privada y punto, no hay medias tintas, no hay “pero si yo quiero, la hago pública”. Ello es una falta de respeto injustificable aunque se trate de tu peor enemigo político, o de cualquier tipo.
Entonces resulta preciso reconocer a los tres responsables de que este asunto haya cobrado el nivel que ahora tiene: por un lado la fuente que le alcanzó las notas a Godoy, por el otro la fuente que le alcanzó las notas a otros y finalmente quien las publicó (quien las subió a Wikipedia también).
Ahora bien, para enfatizar su postura, en “GCC” se publicaron algunas conversaciones sostenidas entre algunos bloggeros a través del twitter (algo así como un servicio de mensajería instantánea en Internet). Dichas conversaciones fueron divulgadas en dicho blog con el fin de mostrar que había existido la filtración de notas y la intención de algunos bloggeros por publicarlas (ojo también que muchos dijeron enfáticamente que no y ello no puede dejarse de mencionar).
Este asunto del twitter ha sido mencionado en los comentarios a dicho post pues se le considera también un acto de violación a la privacidad de las personas que se comunicaron por ese medio. Y aquí la cosa resulta también compleja.
Por un lado, quienes consideran que se trata también de un caso de violación a la privacidad, bueno pues tienen derecho a pensarlo, pero “los pecados de otros no nos hacen santos”. Al margen de si es o no un acto de “filtración de información privada” ello no implica que entonces lo de las notas no lo fue o que quienes publicaron las notas del Ministro no merecen sanción, ni que en “GCC” se les denuncie.
Pero por otro lado, resulta complicado definir si en este caso se trata o no de información privada. El Internet permite la visibilidad de los individuos, lo cual no quiere decir que todos sean vistos.
Ahora bien, si existía la posibilidad de configurar el twitter para que nadie pudiera tener acceso a las conversaciones y estas fueran privadas, entonces ¿era privado lo que podía encontrarse? Cabe hacerse esa pregunta, pero por lo pronto dejémoslo ahí pues no es el tema de este post.
Resulta fundamental que se tomen las medidas adecuadas para que un hecho como este no quede relegado debido a la importancia que tiene. En dicho sentido, apoyo la decisión de la PUCP.
Ahora bien, no busquemos tampoco crucificar a quienes no cometen los errores, creo que en este post he dejado en claro a quienes considero los tres responsables en este asunto.
Finalmente, quiero hacer una aclaración que considero importante. En el post “Fuiste Godoy”, se deja a modo de comentario al aire la siguiente pregunta “¿La PUCP vs. los blogs?"No considero correcto polarizar este asunto y llevarlo a tal extremo. Yo soy alumna de la PUCP y también bloggera, ello no me impide discrepar en algunos asuntos y concordar en otros, pero lo que definitivamente no hay es una posición dicotómica que nazca a raíz del comunicado que publicó la universidad. ¿Acaso hay susto por las acciones legales que pudieran tomarse? Uno debe ser siempre responsable de las consecuencias de sus actos. No pueden lanzarse al aire comentarios que generalicen tanto pues, a la larga, solo enrarecen y perjudican el ambiente.
Los blogs son espacios que considero aún poco explorados, pero sumamente provechosos tanto para quienes escribimos en ellos como para quienes los leen con cierta regularidad. Resulta fuera de lugar tratar de agruparlos y ponerlos a todos de un solo lado debido a este caso específico. El tema es otro, no hay que irse por las ramas.
Ahora que la discusión continúe en el fuero pertinente. Mañana seguimos pintando canas como siempre.
Fuente: Weblog Menoscanas.
______________________________________________________________
________________________________
____________
No hay comentarios:
Publicar un comentario