El maquiavelismo practicado y dirigido desde la clase política ha generado una opinión social contraria al magisterio. La arrogancia practicada por el presidente Alan García, el ministro de educación José Chang y los funcionarios del ministerio de educación han desarrollado actitudes de confrontación ante las demandas de los maestros. Los medios de comunicación al servicio de la clase burguesa se han encargado de demoler la imagen de los maestros, aunque los autores intelectuales sean la vieja costra de políticos corruptos que gobiernan nuestro país.
La maquinaria de mentiras del gobierno ha hecho creer, a la opinión pública, que los principales responsables de la crisis educativa peruana son los maestros. Sin embargo, los maestros no dirigimos la política educativa de nuestro país. Todas las decisiones educativas, hasta la dación improvisada del Diseño Curricular Nacional 2009 estuvo y está a cargo de la clase política que dirigen el Ministerio de Educación. Es decir, los docentes y padres de familia no son consultados sobre los verdaderos intereses y necesidades de los estudiantes. Sus equivocadas decisiones han convertido al docente peruano en un mero operador de competencias y capacidades que vienen en forma de enlatados desde el ministerio de educación cuyo tenor declarativo, muchas veces, colisionan con la realidad educativa del país.
En un primer momento, los iluminados del MED obligaban la aplicación de los postulados de la denominada Tecnología Educativa. Luego tardíamente el Ministerio anunciaba una reforma curricular basado en el constructivismo. Después de dos años de improvisado experimentalismo se dictaminaba que los docentes deberían trabajar las sesiones de aprendizaje con los cinco momentos, luego ante una nueva inspiración de los especialistas del Ministerio anunciaban, que no deberían trabajar con cinco momentos, sino solamente con tres: inicio, proceso y salida. Mientras que el año pasado el MED dio capacitaciones para trabajar con un currículo por capacidades, sin embargo este año plantea trabajar por competencias desconociendo la continuidad que debe tener una propuesta educativa.
La falta de una política educativa, a largo plazo, consensuado con los maestros, alumnos y padres de familia ha hecho que cada gobierno quiera poner su sello reformista de improvisación. En tal sentido los verdaderos responsables de la crisis educativa son la clase política que gobernaron nuestro país. El Apra carga sobre sus hombros una doble responsabilidad porque ya fueron opción de gobierno entre los años 85-90, aunque sólo se preocuparon en llenar el magisterio de comechados con el carnet de la estrella y llevar a la debacle la política educativa del país.
Ahora quieren curarse en salud, pues pretenden hacer creer que la ley 29062 de la Nueva Carrera Pública Magisterial es la panacea para mejorar la calidad educativa, pero lo que tratan de ocultar es que se pretende hacer trabajar mas tiempo a los maestros pagándoles menos. La nueva escala de haberes de la CPM así lo confirma, por lo tanto no se dignifica a los maestros quitándoles sus derechos, garantizados en la Ley del Profesorado, y rebajándoles el sueldo. Una ley que sólo "beneficia" al o,26 % del magisterio nacional y condena a una inmensa mayoría de maestros a vivir con sueldos de hambre no es justa ni equitativa.
El neoliberalismo no se queda sólo en expoliar y saquear los recursos naturales de un país, sino llevar al hombre a la categoría de recursos, por lo tanto según el dogma neoliberal los "recursos humanos" también debe ser sobreexplotados aunque para ello necesitan de leyes que flexibilicen la relación laboral. Eso representa la ley de la nueva Carrera Pública Magisterial, pues se trata de obligar a los maestros a trabajar más tiempo por menos paga y quitarles todos sus beneficios laborales, inclusive el derecho a la protesta.
Fuente: Herald.
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