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lgunos por ahí
proclaman a toda voz que madre es solo una y padre, cualquiera. Nada más
alejado de la realidad. Madre y padre son únicos.
Bien es cierto
que el rol materno tiene una implicación suprema en la crianza de los hijos,
pero eso no debe ser motivo para menoscabar la figura paterna, imprescindible
también en la formación de un niño.
De hecho, la
historia de la humanidad está llena de padres paradigmas, de hombres
"comunes" que son únicos para sus hijos; o de otros que trascendieron
su tiempo y el costo por ello fue sacrificar el placer de la paternidad, aunque
ni siquiera la distancia les hizo olvidar.
En el día del
padre siempre nos referimos al papá trabajador, al sentimiento de amor y al
sacrificio de los padres para con sus hijos, lo cual bien merecido homenaje la
tienen; sin embargo muy poco reconocimiento se da a los padres comprometidos
con la justicia social.
Un buen
ejemplo tenemos en nuestro Che Guevara que, sin olvidar su papel revolucionario,
cumplió con creces su rol de padre; tal
vez la más clara evidencia de que también por su rol paterno fue un hombre de
tamaña sensibilidad, sea la carta de despedida que le dejara antes de partir a
otras tierras que reclamaban su concurso, a Hildita, Aleidita, Camilo, Celia y
Ernesto. Entonces, como ese padre que no puede dejar de dar consejos
pertinentes, les decía:
"Crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho para poder dominar la
técnica que permite dominar la naturaleza. Acuérdense que la Revolución es lo
importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean
siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra
cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un
revolucionario".
Lo cierto es
que minimizar al valor del "papá" no será nunca viable; ellos merecen,
sobre todas las cosas, cariño y devoción. Por eso se les dedica el tercer
domingo de junio de cada año, aunque cualquier momento sea propicio para
abrazarlos y hacerles saber que los queremos.
Y a los padres
comprometidos con la justicia social, en particular a los maestros clasistas,
un sincero homenaje y reconocimiento en este día especial, pues a veces
sacrificando a su familia cumplen con su trabajo sindical y, a la vez, con su
responsabilidad de padre.
Nuestro
homenaje a los padres muertos por las balas asesinas de la represión, tanto en
Cajamarca como en Espinar; en especial a Walter Sencia Anca, un profesor de
escuela que también se ganaba la vida haciendo reír a los niños, quién tenía 24
años y un hijo por nacer; quizás hoy cuando los hijos del reaccionario y
represor del pueblo Ollanta Humala reciba el abrazo por el día del padre, los
hijos del pueblo no podrán decir ¡FELIZ
DÍA PAPÁ!
Por Herald para el sute sector 17
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