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miércoles, 18 de junio de 2008

El neoliberalismo: el robo organizado del bien común


Estas son las palabras que usa Joseph Stiglitz como título de su último libro. ¿Quién es Joseph Stiglitz? . ¿Un comunista perdido aún en un mar de ilusiones? Nada que ver! Stiglitz, premio Nobel de economía que durante ocho años fue el consejero económico del presidente de los EEUU William “ Bill” Clinton antes de desempeñarse como vicepresidente del Banco Mundial.

¿Porqué este hombre que no se considera anticapitalista plantea las mismas críticas de los altermundistas al devenir económico actual? Porque como ellos ha juzgado al árbol por sus frutos.. Y he aquí lo que , como ellos, ha visto:

• Las 200 personas más ricas del planeta poseen en conjunto una fortuna igual a la que poseen 2,500 mil millones de personas equivalentes al 42% de la población mundial.
• Un niño de menos de diez años muere cada siete segundos de hambre o por enfermedades vinculados al hambre, mientras que los expertos coinciden unánimemente que existen en la tierra los medios materiales que permitirían alimentar a 12 mil millones de personas es decir el doble de la actual población mundial
• Cada vez que una corporación multinacional denuncia despidos masivos suben considerablemente sus acciones en la Bolsa.
• Un niño de cada cuatro nace pobre en los EEUU de América el país más rico y más poderoso del planeta.
• Según la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) la cantidad de desempleados y desempleadas en todo el mundo llegó a los 185,9 millones en 2003, es decir la mayor cifra jamás registrada. Los más afectados son los jóvenes de entre 15 y 24 años.
• Durante la década del 70 la diferencia de remuneración entre un PDG de una empresa estadounidense y su más modesto empleado era de 60 veces a 1 (lo que ya es una buena diferencia) Actualmente es de 350 a 1!!!

La lista de síntomas que permiten detectar la enfermedad senil del capitalismo podría continuar durante varias páginas. Se trata de una enfermedad no solamente conocida sino que ha recibido el nombre de neoliberalismo.

¿Qué es el neoliberalismo?

El neoliberalismo es una teoría económica según la cual el mercado liberado de toda limitación y dejado a sí mismo resolvería todos los problemas que enfrenta la humanidad tanto a nivel local como mundial. Esta teoría económica ha aprovechado la mundialización para extenderse por todo el planeta. Es el fenómeno que llamamos globalización.

Los neoliberales son enemigos de toda intervención estatal (salvo si se trata del ejército o de la policía). Preconizan el libre comercio entre países sin tener en cuenta las desigualdades de riqueza existentes y que falsean el juego.

Están en contra de los sindicatos y de las leyes que favorecen el derecho de asociación. Consideran que las instituciones de protección social(seguros de salud, seguros de desempleo, de retiro, etc) que ofrece el estado constituyen un robo del que se sienten víctimas. Quieren reducir los impuestos. Los neoliberales sostienen que el estado es un freno al desarrollo. Que las reglamentaciones son obstáculos para la eficiencia y la rentabilidad. Esta creencia ciega que se ha transformado en cruzada ha conquistado al conjunto de los hombres y mujeres políticos al punto de lesionar la idea que los más generosos tienen de la justicia social.

El neoliberalismo es el poder de los ricos, de los más poderosos de explotar tanto los recursos naturales como humanos, y lo ejerce con un solo objetivo con una única obsesión: el máximo provecho en los menores plazos posibles.

Una historia de pesos pesados

En el credo del neoliberalismo encontramos permanentemente una defensa de la abolición de toda clase de reglamentaciones (el derecho al trabajo, las leyes que favorecen la sindicalización, la protección del medio ambiente, el cuidado de la salud pública, reglamentaciones que prohíban publicidades dirigidas a los chicos, etc) La presión que ejercen los neoliberales es tan fuerte que los gobiernos, es preciso decirlo, y una población condicionada a creerles, los han escuchado de modo que las medidas de desreglamentación están en marcha.

Cuando se encuentran con gobiernos dubitativos los neoliberales recurren al chantaje de las inversiones o en el de la deslocalización de sus empresas. De modo que bajo el membrete de la desreglamentación han ido desapareciendo todas las medida de protección colectiva que las comunidades habían elaborado a lo largo de muchos años.

Detrás de las desregulaciones se escondía una empresa de demolición de los logros sociales, es decir del bien común. Las exigencias de desregulación son algo así como si una asociación de propietarios de flotas de camiones hiciera presión sobre el gobierno para que este eliminara los semáforos que ordenan la circulación, argumentando que la economía ganaría con la agilización del tránsito, con el menor uso de los frenos y con, por lo tanto, menores costos de reparación, una baja en el consumo de nafta y en consecuencia con la obtención de mayores ganancias. Porque tales son sus reglas: menores costos, mayores ganancias.

Supongamos que lo propietarios de los camiones logran convencer a los gobiernos de la corrección de su razonamiento económico; sigamos imaginando lo que pasaría con la vida de los ciclistas!.

Nosotros los seres humanos somos en cierto sentido los ciclistas de la historia. Pareciera que no pesamos demasiado en el balance de los hacedores de ganancias.

El ser humano es un factor despreciable para la contabilidad neoliberal

¿Cuando hemos oído hablar del costo social de una decisión económica? Jamás. Para los economistas neoliberales, la economía funciona por sí misma, es decir sobre construcciones
abstractas denominadas “empresas”. Todo lo que es bueno para las empresas es bueno para la economía « There is no such thing as society » decía la general del ejército neoliberal, la primera Ministra inglesa Margaret Thatcher ( “ la sociedad como tal, no existe”).

Las leyes han otorgado a las grandes corporaciones el estatus de “persona jurídica” Y hoy nos preguntamos adonde han ido a parar las personas físicas en los datos económicos. Un frío racionalismo desencarnado regula los días y las noches de esta economía. (...)

En esta lógica no existe un lugar para lo social y el ciudadano no tiene valor alguno. Los hombres y las mujeres no son ya ni ciudadanos ni ciudadanas, su único valor es el de ser consumidores. Los seres humanos son considerados “costos” y por lo tanto obstáculos para las ganancias. Estos impertinentes pretenden cobrar salarios, disponer de algún tiempo para educar a sus hijos, ayuda social para los tiempos difíciles, seguros colectivos para enfrentar las enfermedades y cuántos otros caprichos! No resulta por lo tanto sorprendente ver cómo suben las acciones de una empresa cada vez que anuncia despidos masivos; menos seres humanos, por lo tanto mayores ganancias! ¿Cómo se le puede explicar a los beneficiados que el desempleo (y lo que le sigue: enfermedades, separaciones, violencia familiar, depresiones y hasta suicidios) le cuesta caro a la sociedad?.

Es imposible Recuerden aquello de que « There is no such thing as society. » Y como la economía neoliberal se presenta como una ley de la naturaleza, algo así como la lluvia que cae del cielo y contra la cual no se puede hacer nada, así las responsabilidades de los patrones y de los gobiernos se borran. No existen responsables ni culpables en el maravilloso mundo del neoliberalismo.

La negación del bien común

Los valores neoliberales son esencialmente individualistas. Es el evangelio de cada uno para sí fundado en la vuelta a la ley de la jungla. El neoliberalismo constituye un gran salto hacia atrás.

Las mujeres y los hombres del siglo XX habían logrado, a pesar de las penurias y la miseria (luego de dos guerras mundiales y una gran crisis económica) a civilizar algo las relaciones sociales desarrollando el bien común de modo a dar a cada individuo un mínimo necesario para su desarrollo; quedaba aun mucho por hacer pero se estaba en el camino correcto.

Se había desarrollado una cierta concepción del bien común. Nos parecía normal, por ejemplo, que una fuente de energía estuviese disponible para todos y en todas partes a un precio
razonable; que la salud y la educación estuviesen excluidas del universo mercantil y por lo tanto accesibles a todos y todas, independientemente de sus capacidades económicas; que el ambiente fuese protegido por reglamentaciones que limitasen la voracidad de los predadores de toda clase.

Como un río

El mercado es como un río. Uno no puede detener la corriente pero se puede controlar el caudal, señalizarlo, balizar sus orillas, construyendo muros de contención que eviten las inundaciones y los desbordes en los momentos en que se producen las grandes crecidas.

Esas son las ventajas del progreso y de la modernidad. Los neoliberales quisieran que el mercado se halle libre de toda limitación. Los neoliberales son nostálgicos que quisieran hacernos retroceder 100 años. Olvidan que el mundo a evolucionado y que disponemos de los medios para controlar los ríos y hacerlas menos devastadores en ciertas ocasiones.(...)

Si desea leer completo haga clic aquí.

Fuente: Sute sector 17.
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